La Primera Guerra Mundial no fue simplemente una catástrofe humana sin precedentes, sino el acontecimiento trágico que daría lugar al nazismo y a sus políticas genocidas. En este libro, George L. Mosse nos descubre el mito de la experiencia de guerra, que desde la época de la Revolución francesa hasta la Segunda Guerra mundial permitió enmascarar los horrores bélicos con un manto glorioso, romántico y trascendental. El culto a los soldados caídos, los memoriales de guerra, la banalización de la masacre y la brutalización de la vida causada por la experiencia de la Gran Guerra nos permiten entender, a través de una narrativa fascinante, la deriva de Europa hacia la muerte de masas en el siglo XX.
George L. MOSSE (Berlín, 1918 - Madison, 1999) fue uno de los más importantes historiadores del nazismo. Profesor en la Universidad de Madison-Wisconsin y en la Universidad Hebrea de Jerusalén, así como fundador y editor, junto con Walter Laqueur, del Journal of Contemporary History. Su influyente obra historiográfica abarcó temas como la masculinidad, el nacionalismo, el racismo y los fascismos, con una innovadora perspectiva culturalista. Entre otros libros, fue autor de La nacionalización de las masas; La imagen del hombre: la creación de la masculinidad moderna; La cultura europea del siglo XIX y La cultura europea del siglo XX. Al final de su vida publicó su autobiografía Haciendo frente a la historia.
Mitos de guerra El culto al soldado caído, que alcanzó su cenit durante el periodo de entreguerras, fue perdiendo su mordiente popular con las armas nucleares y la extensión del pacifismo George L(achmann) Mosse (1918-1999) es uno de los grandes historiadores de referencia a la hora de comprender los presupuestos ideológicos y morales del nacionalismo alemán Völkisch que conduciría al Holocausto y a la muerte de masas en el siglo XX. Su importantísima obra, sin embargo, no ha tenido suerte en España. Ariel tardó casi 35 años en publicar La cultura europea del siglo XX, un libro esencial que hoy, sin embargo, sólo puede encontrarse en librerías de lance. Y La nacionalización de las masas, otro texto imprescindible acerca de los fundamentos irracionalistas de la fascinación que el nazismo ejerció sobre los alemanes, tuvo que esperar tres décadas para ser publicado por Marcial Pons. Ahora llega por fin, con un retraso de casi 30 años, uno de sus libros más importantes y sintéticos: Soldados caídos. La transformación de la memoria de las guerras mundiales, publicado por la editorial de la Universidad de Zaragoza, de cuyo catálogo sólo hay que lamentar su escasa visualización en las librerías, un peliagudo asunto que los sellos universitarios no acaban de resolver. Soldados caídos, para cuya investigación Mosse utilizó, además de copiosas fuentes primarias, materiales procedentes de la literatura, la cinematografía, el deporte, la religión y el turismo de la primera mitad del siglo XX, disecciona el mito ?cultivado sobre todo por la derecha alemana en los años veinte y treinta? de la ?experiencia de la guerra?. La catástrofe bélica de 1914-1918, la más terrorífica que había conocido la humanidad, suscitó un proceso, a la vez de exaltación y enmascaramiento del horror, que fue creando el clima ideal para la proliferación de ideologías militaristas y totalitarias que, una vez más, conducirían a la carnicería de 1939-1945 y al espanto del Holocausto. Y lo hizo, sobre todo, a partir de dos mecanismos complementarios: primero, mediante la brutalización del comportamiento de los combatientes, la glorificación y el embellecimiento del heroísmo suicida (que tan bien reflejó Stanley Kubrick en Senderos de gloria, 1957) y la exaltación de los aspectos ?viriles? de la guerra (Mosse también ha estudiado en otros libros el culto a la masculinidad); y después, mediante la trivialización de lo trágico a través de su banalización: en ese sentido son muy significativas las ilustraciones (postales, fotos de objetos, cementerios) incluidas en el libro. El culto al soldado caído, convertido en una especie de religión laica (con sus santuarios, sus mártires y sus lugares sagrados), alcanzó su cenit durante el periodo de entreguerras, pero fue perdiendo su mordiente popular a partir de la irrupción de las armas nucleares y de la extensión del pacifismo entre las masas. Contrapunto del también imprescindible La Gran Guerra y la memoria moderna (Turner, 2006), de Paul Fussell, que se centraba en la memoria (literaria) de los antiguos combatientes, Soldados caídos es un libro esencial para comprender la deriva ideológica y moral que condujo al mundo a sus dos peores catástrofes. Manuel Rodríguez Rivero BABELIA (El País) 27/4/17