En los comienzos del siglo XXI, la familia sigue socializando al ser humano de manera esencial. Contribuye a generarle debilidades y fortalezas, a través de los lazos de relaciones y redes familiares, y a su vez redistribuye las amenazas y oportunidades del entorno, según la gestión de estatus y roles asignados con mayor o menor acierto.
Desde una perspectiva económica, la familia se convierte en una unidad microeconómica que distribuye fácilmente el ahorro, el consumo y la producción.
Desde una perspectiva política, las transferencias sociales a las unidades familiares son un factor clave en la evaluación del bienestar del Estado.
Desde una perspectiva fenomenológica, observar el sistema familiar supone, hoy día, desarrollar la experiencia de la historicidad, pues el investigador es sujeto y objeto del análisis que percibe y formula.
Por tanto, la familia es una institución de fácil referencia y complejo análisis, que invita a un proceloso y esmerado proceso de observación.
La intertextualidad o diálogo de textos, escritos o audiovisuales, contribuye a acercar la realidad familiar de sus autores al aula o taller de construcción del conocimiento, desarrollando la metodología o conciencia del proceso y la didáctica o habilidad de comunicar.
Dialogar con los textos es un objetivo pedagógico de compleja química que genera flexibilidad en la mirada y precisión en el contenido: el desafío está servido.