El autor nos ayuda a entender qué pasa en tan asombrosa situación y sobre todo, a procurar una actitud bien necesaria si lo que queremos es crecer y prosperar en nuestros particulares encuentros con las imágenes, aquellas que sólo premian al que responde con valentía a su particular provocación. A lo largo de la obra adquirimos conocimientos, pero también nos capacita para poder prosperar en el placer de lo estético.