Cada ciudad con ralea posee una misteriosa capacidad que sólo sus habitantes pueden usar. Ignoran quién las construyó, quién las creo, existen desde el inicio de los tiempos. Dominan el desierto, para sus orgullosos habitantes usar su sangre es indispensable, una insaciable necesidad que sólo puede llevar a un doloroso destino, la guerra. Una regla mantiene la sangre pura, a los cinco años los niños que no la manifiesten son expulsados de las ciudades abandonándolos fuera de sus murallas, induciendo a la creación de pueblos sin ralea, gente rechazada que crece con odio y desamparo. Cada ciudad entrega a sus habitantes capacidades extraordinarias, algunas más destructivas que otras y un marginado anciano nacido fuera de ellas intentará descubrir los increíbles secretos que lo rodean. Un pueblo reducido a cenizas es el punto de partida hacia un incierto camino que conducirá a cambios nunca antes ocurridos donde el desolador desierto abrazará una épica batalla entre dos alianzas de ciudades eternas que desafían la comprensión de su existencia.