En este libro se pueden leer episodios de la nostalgia de un emigrado cubano que arrastra referencias de una vida anterior, a la vida cotidiana de su nuevo entorno. Comidas, calles, familia, amigos y ciudades que visita van siendo desveladas al lector como la hoja de ruta de alguien que fija su cuerpo en otro lugar, pero es incapaz de trasladar parte de su memoria en ese trayecto. Un olor en Venecia convierte ese espacio en un rincón de la Habana Vieja; la negativa de un consúl, en la evocación de su madre; un cuadro de Goya, en la identificación con su perro semihundido en una duna, metáfora de su vida sin documentos en la península.