Desde el barranco del Infierno, Félix, huido ante la inminente toma del pueblo, se debate entre la entrega a las autoridades o seguir oculto pero con vida. Dos acon- tecimientos vendrán a inclinar la balanza: la carta póstuma de su amigo Juanma horas antes de ser conducido ante el pelotón de fusilamiento y la decisión de su novia Inés de ir a parir dónde él secretamente se oculta de las constantes batidas. Sin Dios, entreteje una historia de amor y sufrimiento, con una amalgama de epi- sodios, ofreciendo un caleidoscopio de hechos basados en acontecimientos reales sufridos por un pueblo onubense en los denominados días rojos. El camión de los paseos o la noche que pasa en una fonda local Miguel Hernández en su camino hacia Portugal son alguno de los hitos de una novela que no busca víctimas ni ver- dugos, sino un humilde homenaje a aquellos que sucumbieron con dignidad, de- jando escaso testimonio de su humilde paso por una vida que, no pudieron ni tuvieron la oportunidad, en algunos casos, de siquiera esboza