Sólo pudieron sobrevivir los traidores que participaron con el régimen de la dictadura franquista y quienes se agacharon para doblegar su conciencia. Este aserto se repite y se acepta ahora como una verdad evangélica, pero quienes vivíamos entonces sabemos que no. Yo mismo sobreviví a la dictadura sin doblegarme ni traicionar nada, igual que quienes me rodeaban. Simplemente viví. Simplemente vivíamos