Argumento de Siete Cuentos Fronterizos
Georges Moustaki, viajero infatigable, verdadero ciudadano del mundo, habría podido elegir otro decorado: España, por ejemplo, Brasil o Japón, tres países entre otros donde el público inesperado acude en masa para oírlo cantar. Pero es a Oriente Medio donde su pluma lo ha dirigido de forma natural. He leído los cuentos de Georges Moustaki como una reacción ante lo inaceptable. Hassan, el trovador a caballo, no hace más que hablarnos de amor. Abraham, convertido en Ibrahim, baraja las cartas. El muro, erigido para separar a dos comunidades, termina por unirlas. Y la absurdidad de las guerras fraticidas aparece ilustrada por medio de ese magnífico gobernador a quien la paz pone enfermo y que arrastra voluntariamente a su pueblo a una guerra civil. "No hay ninguna receta para una canción. Parto de una primera frase", nos dice Moustaki. Estos relatos han sido escritos como sus canciones. (del prefacio de Robert Solé)1