Llegada la edad de los abuelos la autora reflexiona sobre el mundo en el que vive ahora: se enganchará a Twitter, a Internet y a todo lo tecnológico, porque está convencida de que los que resisten y se adaptan son los que triunfan al final.
Desde que empezó a trabajar en un periódico donde, por supuesto, no había ordenadores, hasta que se aficionó a tuitear cada día, Nativel Preciado ha luchado con éxito por mantenerse a flote en un mundo cambiante. Ninguna generación ha vivido en mundos tan distintos con tan pocos años de diferencia.Sin embargo, muchos políticos de esa misma generación no son conscientes de que la tierra tiembla a sus pies. Como cualquiera que ostenta el poder, tienden a levantar muros para proteger su entorno y esas fortificaciones impiden los intentos de innovación. Ante el fenómeno de las redes digitales, afirman que «el mundo no se cambia desde los trending topics». La autora está convencida de que se revoluciona mucho más de lo que imaginan. Se equivocan quienes piensan que los jóvenes, al mantener varias actividades paralelas, tienen reducida la capacidad de su cerebro, son frívolos y dispersos. Todo lo contrario: los sorprendentes avances tecnológicos son entornos que facilitan la creación, propagan las buenas ideas y logran potenciar las neuronas hasta límites inconcebibles. Dicen que cuando la mente empieza a divagar las neuronas más creativas se sueltan.Preciado ha decidido explorar el futuro en lugar de huir de él. En este libro nos ofrece una montaña de ideas novedosas que iluminan el cerebro como si fueran el fogonazo de un flash. Tiene claro que el futuro es de los jóvenes, pero no quiere que la marginen todavía. Y aunque no es del todo su mundo, hará lo imposible por permanecer en él. Por eso, siempre que se siente agredida o desanimada recuerda las palabras de Gandhi, que quiere transmitir a sus lectores. Sabe que la fuerza no proviene de la capacidad física, sino de una voluntad indomable.