Tomando como referencia la geografía cultural del mundo ibérico entre los siglos XVI y XVIII, este libro reconstruye un orden de los sexos y de los géneros que funcionó en ese periodo. Este régimen, muy diferente del nuestro, se pone al descubierto atendiendo a sus márgenes, esto es, remitiendo al modo en que eran pensadas figuras como el hermafrodita o los individuos que cambiaban de sexo. Se analizan por una parte las prácticas jurídicas, científicas, artísticas y religiosas en las que estas figuras aparecen involucradas. Por otro lado, a través del estudio de algunos casos ejemplares, como los de Estebanía de Valdaracete, Elena de Céspedes, Catalina de Erauso, el padre Furtado o José Martins, entre otros, se explora este régimen de los sexos siguiéndolo en su funcionamiento concreto, estableciendo los límites de lo pensable pero abriendo al mismo tiempo, a través de sus incoherencias y paradojas, espacios de libertad y creatividad para los sujetos conformados dentro de sus fronteras.