El dialecto en Loi no obedece a una emulación de la tradición poética milanesa sino que es parte de su educación vital y sentimental. Es la vía que el poeta toma para distanciarse críticamente de la tradición en lengua italiana y adquirir su propio tono, e hilar, a través del ritmo contundente de las palabras milanesas, historias con sentimiento y sentido. Loi crea un milanés expresionista y exuberante, híbrido y vivo, muchas veces de grafía distinta a la de los diccionarios, pleno de neologismos y voces de otros dialectos, rico en registros que no se excluyen, sino que se superponen. La sintaxis se altera, entre la elipsis y el énfasis, en función de unos vigorosos endecasílabos que reflejan el conflicto entre el hombre y la realidad. El poeta «nota», y luego «anota» lo que ve, explica Loi: el poeta, como los enamorados, presta atención especial a las cosas que le rodean, da fe del mundo y de su orden (o de su falta de orden).
E. M.
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Franco Loi (Génova, 1930) es actualmente crítico de poesía en el prestigioso suplemento cultural de Il Sole-24 ore. En 2005 obtuvo el Premio Librex-Montale. Nacido de padre sardo (Cagliari) y madre de Colorno (Parma), Loi llega a Milán en 1937, al barrio periférico de Casoretto, escenario de algunos de sus poemas como lo fue de su adolescencia. A los trece años empezó a trabajar como dibujante y operario en el gremio de la cerámica. Obtuvo el título de contable en la escuela nocturna y, después de pasar por el departamento de publicidad de unos grandes almacenes, colaboró en la oficina de prensa de Mondadori de 1960 a 1983.