No hay, sin embargo, escritura creativa sin tradición fecundante, y por eso este ensayo dedica un espacio a escrutar esa dimensión que nos asegura que los libros son hitos en una determinada sucesión genealógica. Por otro lado, el tiempo se encarga de moldear los estratos de la experiencia humana que se proyectan sobre las obras como su más consustancial fundamento. Este libro explora ese aspecto temporal de lo literario y artístico como también lo hace con el parentesco profundo que, cabe suponer, existe en último término entre todas las artes.