A lo largo de la historia de las ideas cada generación ha buscado su propio Séneca. En esta novela, en la que el filósofo reflexiona sobre sí mismo poco antes de su muerte, defendemos que Séneca sigue siendo una figura de gran interés para el hombre de hoy. En un mundo en el que prima la apariencia y lo superficial nos ayuda su enseñanza sobre el valor de la interioridad y la meditación. Ante el poder de las pasiones aprendemos de su lucha por moderarlas y no ser su esclavo. Pues la pasión o la dominas o te domina. Frente al individualismo imperante admiramos su sentimiento de servicio al Estado, y su preocupación por la trascendencia frente a una mirada horizontal y plana de la existencia. Su serenidad ante la muerte, su relación con las riquezas, su actitud ante la desgracia y el exilio o su deseo de tratar a los esclavos de un modo más humano, son otros tantos temas que todavía hoy nos interpelan y nos hacen más sabios.