Juliette o El vicio del placer ampliamente recompensado y las otras obras presentadas a continuación, siguen la línea de Justine o los infortunios de la virtud, profundizando en la compleja personalidad de su autor el Marqués de Sade con unos relatos todavía más perversos y lujuriosos si cabe, sin abandonar su controvertida idea ?moralizadora?. Ernestina es por el contrario, como un remanso de paz en medio de tanto vicio y morbosidad. Sade se nos revela siempre, sin embargo, como un extraordinario prosista.