Cuando la camarera Meghan Selby le sirvió café a Alessandro di Agnio, no imaginaba que poco después él estaría sirviéndole champán a ella. Meghan estaba arruinada, pero ahora aquel importante empresario italiano la había elegido por esposa. Y siempre conseguía lo que quería. Alessandro esperaba que la mujer que llevara al altar sería una esposa adecuada también en la cama? una esposa que no esperaría recibir un amor que él nunca podría darle. Meghan parecía la candidata ideal: su corazón estaba cerrado a cal y canto y sus ojos llenos de deseo.