No son éstas discusiones de las que se hagan eco los medios de comunicación, sino aportaciones serias a los debates que, como verdades clandestinas, van abriéndose paso en el seno de la creciente oposición a la dictadura de la economía. Disidencias que una vez más nos confirman que ni partidos ni sindicatos ni asambleas convivencialistas nos salvarán.