El relato zen puede parecer extravagante y, en ocasiones, hasta ridículo, un acertijo que no puede ser resuelto, pero indiscutiblemente esconde una elevada sabiduría. En realidad se trata de una estratagema para modificar nuestra forma lineal de pensar, incluso, a veces, de destruir la mente, al menos, la mente mecánicamente racional. La lectura de estos antiguos relatos, procedentes de las más famosas escuelas zen, sirve para pasar un buen rato y para que la mente trate de encontrar la solución, pero, una y otra vez, es rechazada por el maestro. Cuando el discípulo se da cuenta de que en realidad no existe una solución, al menos no la que él podía esperar, se produce un salto al vacío de la mente, que ha ido más allá de sí misma, de las limitaciones que le habíamos impuesto.