El Canal del Midi enlaza el Mediterráneo con el Atlántico a través del Canal lateral del Garona. Esta obra titánica, inaugurada en 1671, es producto del tesón y eficacia de un biterrés, Pierre-Paul Riquet. Recorrer el canal atrapa y seduce de forma casi irracional. Paz y sosiego es lo que nos transmite un paisaje con interminables avenidas de árboles, el agua que fluye mansamente, amaneceres y atardeceres inolvidables. En su recorrido pasa por ciudades tan emblemáticas como Toulouse, Carcasona y Béziers; por poblaciones tan bellas como Le Somail y Capestang; por campos de viñedos, por ciénagas y pastos. Hasta llegar al mar y a la Pointe des Onglous. Declarado Patrimonio de la Humanidad, junto con el lago de Saint-Ferréol, en la Montaña Negra, el Canal del Midi ofrece un viaje singular, único. No existe guía más exhaustiva y completa sobre el canal como la que tiene ahora en las manos. La autora lo ha cruzado en barco, en bicicleta y a pie. Cada una de las tres opciones es suficientemente atractiva como para no perdérsela; las tres tienen algo en común: hacen que uno se enamore del canal para siempre.