Las 119 estrofas de esta concisa obra revelan la imperiosa necesidad de extirpar el egocentrismo de nuestros corazones; el origen de todos nuestros males.
Dharmarakshita explica indirectamente el funcionamiento de la ley de causa y efecto y cómo nuestras acciones incorrectas, como un bumerán (la rueda de armas afiladas), regresan a nosotros en forma de pesar y sufrimiento.
Junto con La Práctica del Bodisatva (Bodisatvacaryavatara) de Shantideva, es una referencia obligada en las enseñanzas sobre el desarrollo del altruismo universal (bodichita).
Dharmarakshita tuvo un papel destacado en la segunda transmisión del budismo en Tíbet a través de Atisha.
Dharmarakshita, en tibetano Lama Serlingpa (Indonesia, siglo X), vivió la mayor parte de su vida en remotas junglas como un ermitaño, donde tuvo la experiencia de la vacuidad por medio del yoga del amor y la compasión.
Fue maestro de Atisha a quien dio la transmisión de la bodichita.