Avery pasaba las noches trabajando en la barra... e intentando olvidar el secreto que Rowdy estaba decidido a desenterrar. Pero, para cuando la historia amenazó con repetirse, ya había acabado por confiar en la presencia protectora de Rowdy. Y, cuando las chispas estallaron entre ellos, se vio obligada a elegir entre la seguridad que por fin había encontrado y la pasión que siempre había deseado.