Argumento de Relatos Verdes
Hay lectores que acceden a un libro por la portada, otros por la contratapa; para ellos aclaro que Relatos verdes no es un libro que reúna historias subidas de tono. Su denominación alude al cannabis y los textos se enmarcan en esa cultura milenaria, a la que un buen sector social intenta hoy reivindicar en sus diferentes usos. Santiago de Chile es la metáfora aldeana que refleja ese mundo. Los relatos se convierten en frescos de infinitas ciudades y la atmósfera voluptuosa que provoca el humo de la marihuana se hermana a otras tantas geografías para hablar de situaciones sensuales, violentas o introspectivas, pero siempre marcadas por esa otra lógica que el cerebro aborda bajo los efectos del THC. Vásquez desarrolla una narrativa descriptiva, propia de un estado de ensimismamiento, con figuras interesantes, como en el coito: murmullas alientos sobrantes, los sueltas, se van en forma de quejidos. Le da a la marihuana un carácter litúrgico, emparentado a lo religioso, asumiendo la insignificancia del hombre. La luz es un factor omnipresente a través de la narrativa, quizás en asociación con la iluminación que conlleva una apertura mental bajo la llave de la droga. Relatos verdes propone una mirada diferente de la vida, en la que no cambia el paradigma capitalista y patriarcal contra la existencia, sino que modifica la forma personal de afrontarlo. Escribe el autor, la vida no es más grande que la cordillera, y el mundo es más pequeño que los ojos de un gato, por ello hurga en los rincones vitales en busca de otros mundos y otras vidas, que no son del más allá sino que se encuentran en estos aunque, para verlos y vivirlos, es necesario elevarse y cambiar la perspectiva del horizonte convencionalmente aceptado, lo que importa una gran dosis de insatisfacción, pero también de coraje.Rubén Sacchi" 0