Considerada la primera novelista española, y una de las grandes prosistas del Siglo de Oro español. Publica dos colecciones de relatos, las dos partes de su obra en prosa, que son los 10 publicados en 1637 como Novelas ejemplares y amorosas y los otros 10 publicados, bajo el subtítulo de Desengaños, una década después. Un crítico dice de su estilo y temas: Como novelista es de una frescura y novedad sin precedentes ni tampoco seguidores. Tiene de su época el gusto por la violencia, la crueldad, la magia y los encantamientos. La moral en ella no es moraleja sino escarmiento. Ni ahorra episodios picarescos cuya crudeza no desmerece del Buscón quevedesco, ni queda atrás de las bizanterías cervantinas en otros como La fuerza del amor o El prevenido engañado. Pero quizás lo que más sorprende en ella es la libertad con que se comportan los personajes femeninos en el aspecto sexual y amatorio. Desde la que persigue a un hombre que ve por el balcón hasta la que guarda un amante negro en el establo hasta devorarlo sexualmente, «antes de infinitos adulterios».