Maeztu puede ser tenido como instaurador de la generación del 98. Él arrastró a Azorín y Baroja en esta empresa literaria (Los Tres). En efecto, el autor vitoriano envió una carta a Unamuno, escrita por él y firmada asimismo por sus dos amigos en la que pedía apoyo al ya eminente rector de Salamanca.
Este libro es la tesis doctoral del autor que pretende probar de alguna manera la bastante injusta postergación como literato de Ramiro de Maeztu.