Cambia la sociedad y cambia la familia. No hay más que recorrer las calles, pasear junto a cualquier plaza o encender el televisor para caer en la cuenta de que la adopción internacional es un fenómeno visible y relevante en nuestra sociedad.
España encabeza los primeros puestos de tres listas bien diferentes: la de países que más adoptan en el extranjero tanto por millón de habitantes como en términos absolutos, la de naciones con menor tasa de natalidad y la de estados con el índice de prohijamiento nacional más bajo. ¿Sí pero no?, ¿blanco y negro al mismo tiempo?, ¿somos o no somos un país natalista?
La República Popular China es el destino preferido por las familias españolas a la hora de prohijar y más de 13,000 menores de origen chino son hoy españoles. Su discurso es muy diverso. Quieren saber de sus familias biológicas (o no), quieren regresar a China (o no), quieren mantener el contacto con su cultura de origen (o no), mantienen amistad con otros chinos adoptados (o no), piensan ya en acceder a la universidad (o no)? cada protagonista de estas páginas es único, al igual que lo son las familias en espera y las adoptantes.