Ragotte es una muestra de la maestría irónica de su autor, de su incisiva y compasiva mirada sobre los campesinos tales como la genial Ragotte y su familia y de sus recursos literarios, siempre puestos al servicio de la precisión y la verdad. Relatada como si se tratase de una crónica o una larga entrevista que realizan los dueños de la casa en la que Ragotte y su marido prestan servicio, son los criados, los propios personajes quienes toman a su cargo la narración de su historia. Sus asombrosas relaciones con la religión y lo divino, su particular sentido del humor, y su forma de relacionarse con los hijos, la camaradería que los esposos se tienen, la demoledora clarividencia de la infeliz Ragotte, convierten esta novela en un perfecto destilado de la vida campesina de la Francia en donde creció Jules Renard.