Básicamente, podemos decir que la radiestesia también llamada rabdomancia es el arte o la ciencia de percibir, a través de ciertos instrumentos, las energías que nos rodean en todas direcciones, haciendo uso de este conocimiento con un fin determinado. Este fin puede ser, generalmente, el hallazgo de objetos, personas u otros seres vivos extraviados. Del mismo modo y desde antiguo, la radiestesia se aplicó a la búsqueda de fuentes de agua, el líquido vital, metales preciosos, vetas de minerales valiosos, y hasta permitió encontrar napas de petróleo. Todos podemos practicarla, pero antes debemos comprender que todo cuanto nos rodea es energía y que nosotros estamos plenamente capacitados para sentirlo e interpretarlo adecuadamente. La radiestesia debe ser entendida como un camino y no como un fin. De hecho, su disciplinada práctica nos llevará a comprender mejor no sólo dónde estamos, sino que también nos enseñará quiénes somos nosotros en realidad, y a medida que practiquemos más y más, descubriremos que estamos en el camino correcto del autoconocimiento.