Guillermo está atravesando el peor momento de su vida y su manera de afrontarlo es no afrontarlo. Y para entregarse con desenfreno a no pensar, nada como otro verano rodeado de playa, amigos, alcohol y chicas de esas que no significan casi nada. Con esa intención y con su viejo amigo Juan, Guillermo se escapa a su querido paraíso almeriense, confiando despistar a sus pesadillas por una temporada a base de pasatiempos un tanto nocivos.
La tarea no resultará nada fácil, sobre todo cuando aparece en escena la novia de su compañero de viaje y se instala en su propia casa, alterando su ya alterada existencia. Rebeca se convierte en la única razón por la que Guillermo se cuestiona si todavía queda algo por lo que valga la pena luchar, superarse a sí mismo y enderezar el rumbo. Sin embargo, cuando se está tan cerca del abismo, a menudo es demasiado tarde para coger el timón y evitar la fatal caída. O quizá él aún esté a tiempo de salvarse, pero? ¿y aquellos a los que ha arrastrado tan lejos? Enamorarse está muy bien, mientras no sea de la persona equivocada.