En Dorada no hay amor ni ternura entre un hombre y una mujer sino sexo duro y descarnado, con el fin utilitario de fornicar, dar placer y, principalmente, concebir; un motor del caos y de la prosperidad, de la debacle y del renacimiento. Dorada es una mujer preciosa, perfecta. Dorada es un deseo. Dorada es una ciudad inhóspita y moderna dominada por las experiencias sexuales que las mujeres ofrecen sin pudor, en las que el delirio se convierte en un anhelo carnal y terreno. Contrario a ese escenario hostil existe la mítica Aguafuerte, peculiar por su río subterráneo que es capaz de revitalizarlo todo, incluidos los cuerpos que se han entregado al placer ilimitado y obsesivo. En ambos sitios el protagonista es un pintor que emprende un viaje y se convierte, sin más, en el único hombre capaz de procrear con veintidós mujeres para proveerlas de la semilla que habrá de devolver la vida a este nuevo mundo, destruido tiempo atrás.