Los profetas comprometen su vida en la lucha contra las insidias del mal, pero también ofrecen al ser humano las pautas para orientar el curso de la historia hacia el cielo nuevo y la tierra nueva, metáfora de la humanidad hermanada por los lazos de la justicia. Precisamente ahí despunta la actualidad del mensaje de los profetas. Los hombres y las mujeres que, inmersos en la sociedad de su tiempo, supieron entretelar, desde la solidez de su credibilidad personal, un mensaje capaz de inaugurar una forma de vida que llenara de sentido el devenir de Israel y de todas las naciones. ¡Este es el reto del cristianismo y el desafío del humanismo que navegan juntos entre las aguas de la sociedad contemporánea!