Más allá de los naturales matices entre los diferentes autores, todos ellos comparten una concepción de la economía marxista basada en cuatro rasgos fundamentales que son los que sirven para dar estructura al libro: 1) la reivindicación de la teoría laboral del valor de Marx como el marco más adecuado para desvelar las leyes y dinámica del capitalismo actual; 2) un diagnóstico sobre los males del modo de producción capitalista centrado en su naturaleza explotadora, la tendencia a la polarización social y su dinámica turbulenta, basada en la lógica ciega del beneficio y la acumulación compulsiva, que conduce inevitablemente a crisis recurrentes y amenaza con el colapso ecológico del planeta; 3) la conciencia sobre los límites del reformismo, en cualquiera de sus variantes (estatismo burgués, populismo, socialdemocracia, etc.), para superar o atenuar dichos males sin cuestionar la propiedad del capital; y 4) la necesidad de superar el orden social del capital para construir una sociedad libre, autogobernada y eficiente, a la que llamamos comunismo, y que se erigiría sobre la base de la propiedad social de los medios de producción y la planificación democrática de la economía.