El actual discurso de la teodicea sobre el mal y su relación con Dios se ha demostrado ineficaz y obsoleto. Este artículo analiza con un enfoque interdisciplinar doce posibles justificaciones de la bondad de Dios para concluir que solo dos siguen siendo válidas aunque paradójicas. Si el monoteísmo quiere imponerse a otras fórmulas de explicación de lo divino, debe aceptar a un Dios ambivalente que incluye al mal, ya que la idea de un Dios «solo bueno» obedece a necesidades psicológicas del creyente, pero no es requisito sine qua non para la existencia de Dios.