La autora nos propone ir evolucionando hacia un tipo de escuela que responda mejor al momento que vivimos, que dé paso a los sentimientos y a las ideas de los protagonistas (niños, maestros, padres...). El hilo común de los tres capítulos en que se divide esta obra es dar la palabra a los niños y niñas, escucharlos y convertir sus voces en un referente para repensar la escuela.