La formación de hábitos y realización de actividades dirigidas a formar valores deben desarrollar sentimientos y vivencias, y no sólo reforzamientos externos para orientar su conducta. En este sentido, los conocimientos por sí solos no garantizan la formación del valor, sino que han de acompañarse de vivencias emocionales, que expresan en este plano la unidad de los procesos afectivos y cognoscitivos. Para ello hemos diseñado una serie de actividades ricas, estimulantes y propiciadoras de vivencias emocionales positivas, que constituyan la vía para alcanzar una formación de verdaderos valores, que los niños expresen en las diferentes condiciones de su vida, que regulen su comportamiento aún en aquellas que no les fueron enseñados. Teniendo en cuenta las características de la edad y que los niños trabajarán aquello que conecte con su interés, hemos enmarcado la educación medioambiental en el ¿CLUB DE LOS NIÑOS CUIDADORES DEL PLANETA TIERRA? como un elemento solidario entre los propios niños y un compromiso personal de ellos mismos en la conservación del Planeta Tierra.