Publicadas en un solo volumen 1988, los personajes oscuros y truculentos que protagonizan este libro se verán inmersos en tramas laberínticas enlazadas donde lo más importante es lo que no se cuenta.
Este volumen está formado por dos novelas cortas escritas casi
simultáneamente, Prisión perpetua y Encuentro en Saint-Nazaire. En ellas se adivina la afición de Piglia por combinar géneros muy diferentes en un mismo texto, de modo que el lector pueda hallar destellos del relato policial, filológico y fantástico, así como la lógica del discurso ensayístico y la intimidad del diario. El resultado final es una peculiar miscelánea de inspiración borgeana; una manera de narrar que transcurre en un ámbito cerrado -una «novela carcelaria»-, que sirve también como clave de lectura de otras obras, anteriores y posteriores, de Ricardo Piglia.