Al margen de coyunturas concretas y puntuales, lo cierto es que la izquierda europea carece en la actualidad de iniciativa real. En los últimos años ha asumido como propios -aunque con determinados matices- postulados que tradicionalmente han engrosado el ideario de la derecha. Esa disfunción, fácilmente perceptible en ámbitos como el de la política fiscal o en el posicionamiento frente a los nacionalismos, ha socavado la moral de una amplia capa de la población, que no encuentra en la actuación de sus teóricos representantes una correspondencia cabal con su modo de entender y concebir la sociedad.El presente ensayo indaga en las causas que han llevado al actual estado de cosas y aboga por una mayor intervención de los ciudadanos en la adopción de medidas políticas. Frente a las voces que sostienen que la izquierda nada nuevo tiene que aportar de cara a la erradicación de los males actuales, los autores defienden razonadamente la vigencia del proyecto histórico que entraña; un proyecto que trata de afianzar los derechos sociales y los valores cívicos, y que aspira a contribuir al diseño de modelos sociales más participativos, es decir, más democráticos.