En la Inglaterra de entonces, donde la Iglesia católica era muy poco popular, Chesterton hubo de responder en numerosas ocasiones por los motivos de su bautismo. No obstante, fiel a su personalidad sencilla y directa, no escamoteó la cuestión ni los ataques, y siempre defendió públicamente su fe y la racionalidad del Cristianismo.
Por qué soy católico recoge sus ensayos religiosos a partir de 1922, lo que convierte a la obra en un referente del pensamiento del Chesterton apologeta de la fe. Estas páginas ponen de manifiesto su extraordinaria capacidad para discurrir sobre las cuestiones más elevadas de la manera más sencilla y atractiva posible.