«Odio y amo. Quizá preguntas por qué lo hago.
No lo sé, pero siento que es así y me torturo.»
El trío de geniales poetas latinos formado por Virgilio, Horacio y Ovidio ha marcado a docenas de poetas occidentales a lo largo de la historia. No obstante, a Catulo le corresponde este reinado en el siglo XX. Esta época, marcada por las guerras pero también por la eclosión de las vanguardias, estaba predestinada a un poeta salvaje como Catulo. El poeta de Verona amó y odió como millones de personas odiamos y amamos o, si se prefiere, amamos y odiamos (por este orden más o menos simultáneo).
La magnífica versión de Ramón Irigoyen acerca al lector al amor y al odio visceral de Catulo, pero también a la alegría, la desesperación en el sexo, la tristeza terrible y el humor sublime en todas las gamas de este refinamiento de la inteligencia y el más exquisito perfeccionismo formal. ¿Cuántos millones de carcajadas y de sonrisas le debe el mundo occidental de los últimos veinte siglos a Catulo?