Otros poetas de su generación expresaron en varias ocasiones, cada uno a su manera, su admiración por la obra de Costafreda : el poeta Jaime Gil de Biedma, por ejemplo, escribió en su libro El pie de la letra : «lo único que importa es concluir manifestando mi admiración y mi respeto por Alfonso Costafreda, que apostó toda su vida a una sola carta : ser poeta» ; otro poeta, José Angel Valente, le dedicó en cierta ocasión estos versos : «Porque morir fue al cabo / el solo modo de vencer la muerte / y no era inútil / la vocación, el fuego o el destino nuestro» ; otro poeta aún, Vicente Aleixandre, Premio Nobel de literatura, escribió un breve y hermoso prólogo a Suicidios y otras muertes que reproducimos en nuestra edición ; y Jaime Ferrán le dedicó en 1981 todo un libro-antología. Podríamos citar a muchos otros para demostrar la necesidad de publicar esta Poesía completa, «exageradamente maldita» (Barral). Era hora, pues, de que esta obra recobrara su «ardiente voz» (Aleixandre), toda la larga vida que merece y no hace sino empezar.