El poema Niágara fue interpretado como una metáfora de la libertad y el deseo de Cuba de romper con España, la metrópolis colonial. Aunque Heredia fue un poeta interesado por las formas clásicas estuvo marcado por la melancolía del romanticismo y el disfrute de la naturaleza. Su temperamento apasionado se refleja en sus dos poemas más conocidos: El Teocalli de Cholula (1820) y Niágara (1824).