Argumento de Poelatos
Te vi.
Con los ojos muy abiertos,
la espalda recta
y la cabeza ligeramente
inclinada hacia el suelo.
Caminabas con la seguridad
de los desamparados
dejando una estela
de incógnitas a tu paso.
En la niña de tus ojos,
unas interrogaciones
brillaban con los rayos del sol otoñal.
Tuve que seguirte;
seguir tus pasos largo rato
mirando al suelo,
pisando tanta pregunta,
tanto desconcierto.
Por fin me decidí a atajarte en
la primera calle,
me di contigo de frente y
nos miramos largo rato;
luego volvimos la mirada al suelo.
Hacía rato que caminábamos en
círculo tú y yo,
pisando, yo, tus interrogaciones,
tú en cambio,
perseguías las exclamaciones
que sin saber,
a mi paso iban quedando
inertes en el suelo.1