Argumento de Pobre Derrochador
Austria antes y después de la primera guerra mundial. El joven narrador describe su conflicto con la todopoderosa figura del padre. El hijo quiere llegar a ser un psiquiatra tan reconocido como lo es el padre como oftalmólogo. Pero en el intento no sufre sino fracasos en todos los terrenos de su vida: profesionales, personales, amorosos. Hasta que al final no le queda otro remedio que inmolarse sobre el altar paterno y venerarlo con su deber filial. El 7 de junio de 1936 apareció en la Prager Presse una crítica de Albert Ehrenstein, quien señalaba que «el destino del joven que soporta desgracias» hay que buscarlo en el «amor-odio», en el «padre de tamaño sobrenatural que limita, impide, retrasa, aplasta el crecimiento psíquico de su hijo, quien lo idolatra y, sin embargo, lucha inconscientemente contra él», e interpreta la novela como un «compendio extraordinariamente interesante de la imagen del alma humana». Cuando en 1965, casi treinta años después de la primera edición, se reeditó la novela, su resonancia fue enorme. Se dijo que era una de las «grandes novelas de la literatura en alemán». Y así es. El lector tiene entre las manos una auténtica joya rescatada de la gran literatura centroeuropea de la primera mitad del siglo XX.1