Muchas de las propuestas que se recogen en este documento responden a la línea directriz de una economía sostenible. Se plantea la incorporación de las tecnologías de energías renovables, las propias de la sociedad del conocimiento, y el diseño de autopistas de la información con el objeto de evitar actitudes monopolísticas en la distribución de estos servicios y en el fomento de la generación de estas energías dado que se trata de una necesidad, no ya estratégica, sino de supervivencia.