El discurrir de los años permite destilar las visiones y las ideas. Desde aquel contemplar a las personas con discapacidad abandonadas \"a la vera de nuestros caminos\" pasamos a dar la bienvenida a esa \"nueva dimensión\" con que la sociedad las empezaba a considerar e introducir en su seno. Es ahora el momento de, finalmente, escrutar las soluciones que debemos brindar en forma de \"pilares y actitudes\". El encontrar estos pilares y plasmar las actitudes se han convertido, sin duda, en la piedra angular sobre la que se instala todo este magno complejo que vamos construyendo en torno a la discapacidad.
Se nos va la fuerza por la boca hablando de apoyos. Y no hay mayor apoyo que la sociedad pueda prestar a una persona con discapacidad que cambiar su bastarda actitud hacia ella; quitarse la careta de una vez y reconocer su derecho a vivir, a disfrutar de nuestro mismo aire y de nuestro mismo mundo.