No solo sonaron las campanas del triunfo: también tañeron por la muerte de su hermana Conchita, un hecho que marcó el resto de su vida en lo personal y en lo artístico. Cuando la niña enfermó, pactó con Dios: «Si salvas a Conchita, dejo de pintar». Pero la niña falleció, y Pablo se convirtió en artista por decisión divina. En este trabajo se detalla este episodio, que le motivó a crear uno de sus cuadros más simbólicos.
Este libro deja también patente cómo la huella de su estancia gallega se siente en la obra posterior del andaluz, y podría incluso alcanzar a una de sus piezas más renombradas, Guernica. Sus 488 páginas acogen ésta y otras revelaciones sorprendentes, así como multitud de datos y documentos inéditos sobre una etapa fundamental, aunque poco explorada, en la carrera del artista más popular e influyente del siglo XX.