El joven Pedro Perfecto es arquitecto
desde que tenía dos años:
construyó una gran torre con pegamento
y los pañales que se encontró tirados.
Algunos niños construyen castillos de arena. Otros hacen pasteles de barro. Y otros levantan grandes torres de bloques. Pero ninguno construye mejor que Pedro Perfecto, que esculpió ¡una réplica a escala real de la Gran Esfinge en su jardín!
Es una pena que poca gente aprecie el talento de Pedro -en especial su maestra de segundo, la señorita Lila Greer. Todo apunta a que Pedro tendrá que cambiar la escuadra por una caja de lápices de colores... hasta que una fatídica excursión mostrará lo práctico que puede llegar a ser un maestro constructor.