¿Hablas latín? ¿Nunca te han pedido que hagas algo ipso facto? A lo mejor, lo has conseguido sólo in extremis. Es que hay situaciones en que es preferible mantener el statu quo, aun a riesgo de perder el oremus. ¿Lo ves? Todos hablamos latín, sin darnos cuenta de ello.
Es mejor decir el ganador in pectore que el ganador más probable; Es admisible que algún político se comporte de forma sui generis, pero resulta duro decir que actúa a su manera. Y es que el latín vende, da prestigio, como saben muy bien los periodistas y los políticos. Lo mismo ocurre con los publicistas, que cuando quieren prestigiar algo le ponen un nombre de origen latino. Así, una botella de gran capacidad es un magnum, o una empresa de asesoramiento legal usa el nombre de legalitas.
Pecata minuta es una amena guía por el latín que se necesita para sobrevivir en el siglo XXI. Llena de datos útiles, curiosos, sorprendentes, de anécdotas divertidas y de referencias culturales, nos permite enterarnos de que un currículum es en realidad una carrerita y de que la parabellum, está destinada (cómo no) a preparar la guerra, entre muchas otras cosas.