Muy a menudo se cantan los valores de la diversidad natural y como contrapunto se denuncian los peligros de una regresión o se alzan las voces que alertan de los cataclismos que provocaría una reducción de las especies o la pérdida de los espacios naturales de muchos territorios del planeta que suponemos y quisiéramos vírgenes. En este breve ensayo, Jesús Tusón señala la necesidad de reivindicar, paralelamente a la defensa de la naturaleza y la cultura, la pluralidad de lenguas y de las diferentes maneras de decir el mundo, los sistemas de comunicación y de expresión que los grupos humanos hemos desarrollado a lo largo de muchos milenios. Éstas son las manifestaciones y concreciones de nuestra seña más distintiva: el lenguaje, sin el cual no seríamos humanos.