Tras evocar los fascinantes y pintorescos antecedentes familiares de Miguel Jiménez Marco ??el General?, como lo llaman sus hijos Jorge y Marta?, ésta narra como su padre, prácticamente en su lecho de muerte, intenta contarle a su hijo mayor algunos episodios oscuros de su vida. Ante la negativa de Jorge a conocer tales acontecimientos, será ella la que, no sin temor, afronte decididamente la tarea de saber lo que angustia a su padre, con el deseo de que éste se libere de ello y se enfrente en paz a la muerte. Ante la insistencia de su hija, compulsivamente va surgiendo en Miguel la necesidad de desvelar la verdad para recuperar una suerte de dignidad perdida y otorgarle así un mayor sentido a su existencia, a sabiendas de que su revelación será dolorosa para uno de los seres que más quiere en la vida. Con el telón de fondo de la Guerra Civil española y sobre todo de la posguerra ?que denota claras influencias del realismo social?, la novela es sobre todo una historia de amor, un gran conflicto existencial que se proyecta hasta tiempos cercanos. Si se quiere, es la historia de un amor prohibido que nace en unos tiempos en los que no había más regla para ello que el sagrado vínculo del matrimonio o un silencio pecaminoso. A esa limitación católica y puritana del amor entre personas en aquellos tiempos contribuyeron también la educación y los valores caducos y antiguos de los hombres y mujeres de aquella sociedad militarista, algunos de cuyos presupuestos históricos y sociológicos sirven de referencia al autor. Pero es también la historia de un hombre y de una mujer que encuentran en la traición y en el engaño al mundo al que pertenecen y al que se sienten vinculados la única manera de hacer sobrevivir su amor, poniendo de manifiesto como las pasiones pueden convertir a los seres humanos en personas completamente desconocidas para el entorno más cercano. Es, además, la plasmación de la fragilidad humana, de la fuerza devastadora de un amor que todo lo corroe y la forma completamente antinatural en que personas de muchas generaciones se vieron abocadas a vivirlo por las circunstancias políticas y sociales del nacionalcatolicismo de la España de posguerra. Igualmente, en esa reflexión sobre el amor y el desamor hay también una indagación sobre los celos, la desconfianza y la angustia que persigue a quienes son víctimas y verdugos de esos amores adúlteros. Pero la novela es asimismo una llamada de atención sobre lo cultural y convencional de la institución matrimonial, sobre el valor del divorcio para enfrentarse a una realidad social en muchas ocasiones antinatural y sobre la rancia y decadente hipocresía de la moral burguesa, que se aferra prejuiciosa y conformista al mundo de las apariencias y a un status quo conservador exasperante. Incluso, con un anhelo relativista, se insinúa el adulterio como un acto normal de rebeldía para huir de una existencia demasiado reglada, planificada o previsible. Y frente a ese mundo en el que se anteponen los intereses y el miedo, se alerta también por los peligros de la curiosidad, por el respeto que hay que dispensar a quien no quiera conocer determinados hechos y por el riesgo existencial que implica hacer frente a la verdad de una forma plena