Argumento de Páginas del Cancionero
AUSIÁS MARCH dio un vuelco a la larga herencia de los trovadores, porque no estaba especialmente interesado en demostrar su fidelidad a una rica tradición poética, sino que por encima de todo pretendía hablar de las pasiones extremas que lo atormentaban precisamente a él, un hombre valenciano del siglo XV para quien el amor y la muerte no eran tan sólo temas literarios, sino causa v efecto de la misma vida. A pesar de su formación y, de la nada desdeñable cultura que se trasluce en muchos de sus poemas, consiguió su propósito con una lengua de asombrosa dureza y efectividad, eco indudable de su angustia ante la muerte, de su perplejidad ante Dios y de su experiencia del amor carnal, siempre abrumado por la imposible satisfacción del deseo: "La carne quiere carne, y no hay remedio". La más alta filología de Costanzo Di Girolamo y la capacidad traductora y poética de José María Micó, unidas en este volumen singular, aseguran a March el lugar preeminente que le corresponde entre los poetas clásicos de Europa y nos lo ofrecen como fue, auténtico y cercano en su complejidad, para ser al fin, como también merece, un poeta de hoy.1