Otelo es el arquetipo de hombre celoso, susceptible, incapaz de sobrellevar la más improbable presunción de que sea burlado por su esposa Desdémona. Shakespeare lo presenta como esposo ingenuo, cándido, frente a la perversidad de su enemigo Yago. De ahí hasta el nacimiento de la sospecha que ha de convertirlo en homicida, el drama desarrolla toda la complejidad psicológica que hace de esta tragedia directa, limpia, sin concesiones cómicas, una obra maestra.